ReiseberichtBesuchDerSchule_es

impresiones de mi viaje

Visita de la escuela “Pastorcitos de Belén”
en La Paz de Carazo

Desde el aeropuerto de Managua (la capital de Nicaragua) recorrimos en coche aproximadamente 1 hora y media hacia el sur por una carretera cercana a la Panamericana, para llegar al pueblo “La Paz de Carazo”. Las casitas están sembradas alrededor del centro del pueblo, con su iglesia, el Ayuntamiento, la plaza…  Ya que aquí hace calor a todas horas, la vida pasa al aire libre. En los patios a la sombra de los árboles se cocina, se come, se lava la ropa a mano, se juega, etc. Las casitas, casi siempre techadas con chapas onduladas, dan protección de noche y en los tiempos de lluvia. En las calles se ven muchos niños y jóvenes. Los mayores están sentados en la sombra.

Nicaragua, con sus dos lagos grandes y mar en el este y en el oeste y mucho sol, es un país tropical y fértil con una gran variedad de plantas, verduras, frutas y flores. ¿Serán las catástrofes naturales como terremotos, huracanes o inundaciones, o será la política corrupta  del gobierno actual, lo que produce esta pobreza en un país tan hermoso?
Hay muchos parados y pocas perspectivas para la generación que está creciendo. ¡No pocas familias tienen que arreglárselo con 100 córdobas (unos 3.50 €) a la semana!

Hermana Magdalena está cocinando

La escuela “Pastorcitos de Belén” empezó el año escolar el 7 de febrero con 105 niños y niñas, en edad de preescolar y primaria. Siete profesoras y un profesor de inglés están dando clase. En todas las casas, así como en la escuela, no se cierran las habitaciones, esto quiere decir que de un cuarto al otro se puede oír las clases y las voces de los niños. ¡Inimaginable para nosotras las Suizas! Yo sería incapaz de enseñar con este nivel de ruidos. Pero aquí es totalmente normal. 
Los niños y niñas, bien aseadas y alegres, con sus camisas blancas y sus faldas o pantalones azul oscuro, conquistan en seguida mi corazón. Muchos tienen en sus casas muy poca comida, y por esto se les da a las 8 un desayuno con un vaso de leche y un panecito, y para almorzar reciben una comida sencilla que preparan las madres por turno en el centro escolar. Así ellas también tienen que comprometerse y coger parte de responsabilidad, a pesar de que parece que no están muy acostumbradas a esto por aquí.

Encontré mucho empeño y motivación en los albañiles que están trabajando en la nueva biblioteca. Los trabajos avanzan bien: se hacen hoyos, muros, pisos, se hacen trabajos de carpintería e instalaciones de electricidad y fontanería. ¡Todo manualmente! Y con un ambiente de trabajo alegre a pesar del calor que sobrepasa los 30 grados. Ahora solamente queda por comprar los muebles, los ordenadores y los libros.
Esta biblioteca debe ser un lugar de estudio para los niños y también para los adultos del pueblo, que no tienen ni periódicos ni ordenadores. Así los jóvenes y todos los que lo desean pueden adquirir una formación e información más amplia que la que normalmente reciben por televisión. Además de facilitar la comunicación con familiares (y padrinos) en el país o en el extranjero, Internet abre nuevas posibilidades, ya que el correo funciona lento y no es de fiar.

La directora de la escuela, Hermana Magdalena Pavon, se alegra especialmente por el avance según los planes de la construcción y el desarrollo de la escuela, Ella quiere transmitir no solamente una buena formación académica, si no también valores como responsabilidad, respeto antes todos los seres humanos, la propia cultura y la naturaleza. Cada Franco que viene de Suiza está bien invertido aquí y ayuda especialmente a los niños del pueblo a tener una mejor perspectiva para el  futuro.

Estancia en Nicaragua del 5 hasta el 27 de febrero 2011 / Agnes Oeschger